domingo, 30 de abril de 2017

Reconocemos las Características del Área para mejorar mi rendimiento y formación cristiana.


El área de Educación Religiosa: busca formar de manera integral al estudiante del ciclo…., tiene dos competencias: Comprensión Doctrinal Cristiana y Discernimiento de Fe.
La primera: Permite conocer, comprender y ser capaz de aplicar las enseñanzas que se recogen de las fuentes doctrinales para que el estudiante vaya formando su conciencia moral de manera progresiva  y responsable, buscando la sinceridad: consigo mismo, con Dios, con los demás, y con la naturaleza (Mt 7, 17-21)
La segunda, desarrollará su capacidad reflexiva y analítica frente a los acontecimientos de la vida; para actuar de manera coherente con la fe y ser testimonio de vida cristiana. (Mt 6,21)
El ambiente durante el desarrollo de nuestras actividades será: fraterno, de oración, propiciando  el dialogo, el respeto mutuo, acogiendo a todos según el evangelio de Jesucristo. (He 2,46-47)
Así mismo se enfatizará en la práctica de los valores, la dignidad, la solidaridad, la justicia, la responsabilidad, haciendo siempre el bien (Mt 6, 21; Ef 6, 17)
En este año 2017 tiene dos denominaciones, indique cuales. 
Actividad.
Extraer las ideas importantes de la lectura.
Lee los textos bíblicos y transcribirlos indicando la relación con el párrafo leído.
Realice un organizador gráfico.  


Sólo lectura.
Si deseas ampliar tu conocimiento  continua con esta lectura que se laborará el próximo año. Estas son las 2 Competencias del Nuevo Diseño Curricular Nacional 
Competencia 1. Construye su identidad como persona humana, amada por Dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la doctrina de su propia religión, abierto al diálogo con las que le son más cercanas.
Competencia 2. Asume la experiencia del encuentro personal y comunitario con Dios en su proyecto de vida en coherencia con su creencia religiosa

sábado, 15 de abril de 2017

Acuerdos de Convivencia






Aquí se venden sólo semillas


Aquí se venden sólo semillas 

Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuyo quiosco  se leía un extraño rótulo: «La Felicidad». Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó: «Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?» « ¿Aquí? —Respondió en ángel—. Aquí vendemos absolutamente de todo». « ¡Ah! — Dijo asombrado el joven—. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; una tonelada de respeto, y mucha responsabilidad para que todos cumplan sus obligaciones; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos...» Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: «Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas.»

En los mercados de Dios (y en los del alma) siempre es así. Nunca te venden amor ya fabricado; te ofrecen una semillita que tú debes plantar en tu corazón; que tienes luego que regar y cultivar mimosamente; que has de preservar de las heladas y defender de los fríos, y que, al fin, tarde, muy tarde, quién sabe en qué primavera, acabará floreciendo  e iluminándote el alma. 
En tu cuaderno: Escribe los valores encontramos en la lectura