En este sacramento se fortalece y se completa la obra del
Bautismo con el don del Espíritu Santo. (Hech.
8, 15-17;19, 5-6). Es (Jn 3,34).
La recepción de este sacramento es necesaria para
la plenitud de la gracia en los bautizados. El sacramento de la confirmación
los une más íntimamente a la Iglesia, los
enriquece y robustece con una
fortaleza especial del Espíritu Santo. Siendo auténticos testigos de Cristo, a
extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (LG 11.
Materia: Santo crisma. Esta unción
ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y
que tiene su origen en el nombre de Cristo, al que "Dios ungió con el Espíritu
Santo" (Hch 10,38). Se unge en la frente y la imposición de las manos. El
confirmado participa plenamente de la misión de Jesús y en la plenitud del
Espíritu Santo toda su vida desprenda 2
Co 2,15…. El aceite es signo de
abundancia y Sal. 104,15); escriba en su cuaderno purifica (unción antes
y después del baño) y da agilidad (la unción de los atletas y de los
luchadores); es signo de Is 1,6; Lc
10,34 y el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.
El ministro originario de la Confirmación
es el obispo (LG 26)e, en caso de necesidad el presbítero.
Sujeto: Todo bautizado, en estado de
gracias aún no confirmado, 14 años, debe
profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el
sacramento y estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de
Cristo, en la comunidad eclesial y en los asuntos temporales.
Forma: la unción con el Santo Crisma en
la frente del bautizado, la imposición de la mano del ministro y las palabras:
“Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".
Efectos, del sacramento es la
efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los
Apóstoles el día de Pentecostés. Confiere :
Crecimiento y profundidad a la gracia bautismal. Nos une más firmemente a Cristo;
Nos introduce más
profundamente en la filiación divina que nos hace decir "Abbá, Padre"
(Rm 8,15). Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo. Hace más perfecto
nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11). Nos concede una fuerza especial del
Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras
como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de
Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12). Aumenta la gracia
santificante que es el don gratuito de
Dios infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma
para curarla del pecado y santificarla. La GS
nos hace ‘agradables a Dios’. Los carismas, que son gracias especiales
del Espíritu Santo, están ordenados a la gracia santificante y tienen por fin
el bien común de la Iglesia.
Este sacramento al igual que el bautismo Imprime carácter, la marca espiritual
indeleble, que nos marca con el Espíritu de Cristo, signo de que Jesucristo ha
marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de
lo alto para que sea su testigo ( Lc 24,48-49).
“Santo Crisma”, aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es
consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo. En la Misa Crismal.
Fuente CIC.