domingo, 22 de octubre de 2017

SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN

En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo con el don del Espíritu Santo. (Hech. 8, 15-17;19, 5-6). Es (Jn 3,34).
La  recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia en los  bautizados. El sacramento de la confirmación los une más íntimamente a la Iglesia, los  enriquece y robustece  con una fortaleza especial del Espíritu Santo. Siendo auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (LG 11.

Materia: Santo crisma. Esta unción ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y que tiene su origen en el nombre de Cristo, al que "Dios ungió con el Espíritu Santo" (Hch 10,38). Se unge en la frente y la imposición de las manos. El confirmado participa plenamente de la misión de Jesús y en la plenitud del Espíritu Santo toda su vida  desprenda 2 Co 2,15….  El aceite es signo de abundancia  y  Sal. 104,15);  escriba en su cuaderno purifica (unción antes y después del baño) y da agilidad (la unción de los atletas y de los luchadores); es signo de  Is 1,6; Lc 10,34 y el ungido irradia belleza, santidad y fuerza.
El ministro originario de la Confirmación es el obispo (LG 26)e, en caso de necesidad el presbítero.
Sujeto: Todo bautizado, en estado de gracias aún no confirmado, 14 años,  debe profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el sacramento y estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de Cristo, en la comunidad eclesial y en los asuntos temporales.
Forma: la unción con el Santo Crisma en la frente del bautizado, la imposición de la mano del ministro y las palabras: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".
Efectos, del sacramento es la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés. Confiere :
Crecimiento  y profundidad a la gracia bautismal. Nos  une más firmemente a Cristo;
Nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir "Abbá, Padre" (Rm 8,15). Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo. Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11). Nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12). Aumenta la gracia santificante  que es el don gratuito de Dios infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para curarla del pecado y santificarla. La GS  nos hace ‘agradables a Dios’. Los carismas, que son gracias especiales del Espíritu Santo, están ordenados a la gracia santificante y tienen por fin el bien común de la Iglesia.
Este sacramento al igual que el bautismo Imprime carácter, la marca espiritual indeleble, que nos marca con el Espíritu de Cristo, signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo ( Lc 24,48-49).

“Santo Crisma”, aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo. En la Misa Crismal. 
Fuente CIC.

viernes, 6 de octubre de 2017

Unción de los enfermos


Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia  encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; (LG 11).  La enfermedad y el sufrimiento son los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud., puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vidas. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él.
La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase ( Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no sólo tiene poder para curar, sino también de perdonar los pecados (Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt 25,36). 
A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos, barro y ablución. Los enfermos tratan de tocarlo, pues salía de él una fuerza que los curaba a todos". Así, en los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para sanarnos.
INSTITUCIÓN : instituido por Cristo nuestro Señor como un sacramento del N.T. verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (Mc 6,13), recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor» (Concilio de Trento: DS 1695,  Stgo. 5, 14-15.
MATERIA : ungie  en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, sacerdote.
FORMA: Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad".
MINISTRO: sacerdote/ presbitero u obispo
SUJETO: fiel  en peligro de muerte por enfermedad o vejez, puede ser reiterado.
EFECTOS: Da consuelo, paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o la vejez;  el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia;  el restablecimiento  de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual, preparación para la vida eterna.  ¿Qué es el viático ?

Fuente CIC 1499-1501

Parábola del Hijo Pródigo


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Para 4to.

miércoles, 4 de octubre de 2017

FORTALECEMOS NUESTRA VIDA ESPIRITUAL CON LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN


Sacramento de la penitencia, reconciliación o confesión
INSTITUCIÓN: Después  de la Resurrección de Jesús, los apóstoles estaban reunidos a puertas cerradas por temor a los judíos. Jesús se aparece frente a ellos  y dice: Jn 20,21-23…… Este es el momento exacto en que Cristo instituye  este sacramento. En su infinita misericordia  otorga a los apóstoles continuar con la  misión para la que fue enviado: perdonar los pecados.
Dios en su amor infinito siempre está dispuesto a perdonar nuestras faltas, su misericordia está presente en varios pasajes bíblicos (Lc 15,4-7. 11-31) Cristo conociendo la debilidad humana, sabía que muchas veces nos alejamos de Él por causa del pecado.
MINISTRO: Cristo les dio el poder de perdonar a los apóstoles  (Mt 18,18), los obispos son sucesores de ellos y los sacerdotes colaboran con los obispos.
El sacerdote tiene la facultad de perdonar los pecados, por oficio; pero no todos tienen la facultad de ejercerla. Los sacerdotes  deben tener la intención de Cristo, ser instrumento de la misericordia de Dios., aclarar  cualquier duda que el penitente tenga, también debe motivar a la conversión a un cambio de vida. Se puede rehusar otorgar  cuando esta consiente que no hay disposición por parte del sujeto, no se arrepienta, o tener propósito de enmienda,  se práctica la excomunión a quienes practican el aborto o participan  de cualquier modo en su realización. Ellos quedan obligados al sigilo sacramental, quienes rompen la excepción  son acreedores a penas muy severas.
SUJETO: es toda persona que, ha cometido pecado grave o venial.
Lugar adecuado para administrar el sacramento  es la Iglesia
MATERIA Es: el dolor de corazón o contrición, los pecados dichos al confesor de manera sincera e íntegra- confesión  y el cumplimiento de la penitencia o satisfacción. Los pecados graves hay obligación de confesarlos todos.
LA FORMA Son las palabras que pronuncia el sacerdote después de escuchar los pecados - y de haber emitido un juicio - cuando da la absolución: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
RITO Y CELEBRACIÓN: Es una acción litúrgica, que tiene dos elementos 1. Los actos del penitente que quiere convertirse, gracias a la acción del Espíritu Santo como: el arrepentimiento o contrición, a confesión de los pecados y el cumplimiento de la penitencia. 2do. Es la acción de Dios, por medio de los obispos, sacerdotes.. Se recibe de manera individual, acudiendo al confesionario, diciendo sus pecados y recibiendo la absolución en forma particular o individual. En casos excepcionales se puede impartir una absolución general o colectiva, sin ser culpa suya , ello no excluye acudir posteriormente acudir a la confesión individual en la primera oportunidad que se tenga. Ejem. Estado de guerra, peligro de muerte ante una catástrofe 

El Pecado:  La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad “De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones. robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre” (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.
El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior. Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”. El pecado venial constituye un desorden moral que puede ser reparado por la caridad que tal pecado deja subsistir en nosotros.
El pecado Es una ofensa a Dios. Se alza contra Dios en una desobediencia contraria a la obediencia de Cristo. Es un acto contrario a la razón. Lesiona la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.
La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales.
Fuente: CIC 1870- 1896

domingo, 1 de octubre de 2017

Los Arcángeles

Ángeles: Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y del cuerpo.
Ángeles custodios investigue

Arcángeles: Les podríamos llamar los “asistentes” de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales. Tob 12,5; Ap. 8,2

Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quién como Dios". Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: En hebreo significa "Dios es fuerte", “fortaleza de Dios”. Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir “medicina de Dios”. Dios sana.  Salud de los enfermos, luz de los ciegos. Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías Tob 5,4-5. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.  Se  le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.
Ilustre.